Oscar Jara Holliday1

 

 

Desde que se crearon las universidades hace ya más de diez siglos hasta ahora, la educación llamada superior ha tenido grandes modificaciones en sus contenidos, modalidades, estructura e incluso misión. Por este motivo, no es de extrañar que en este “cambio de época” que vivimos (pues no es sólo una “época de cambios”) se produzcan importantes cuestionamientos a su rol y su sentido, así como al tipo de relaciones que deben establecer las universidades con el resto de la sociedad de la que forma parte.

Nuestro punto de partida en esta reflexión es la consideración que cuando se habla de “la relación Enseñanza Superior – Sociedad” no podemos hablar de ella como si fueran dos sujetos o actores separados. No. Las actividades académicas de las Universidades y de la Educación Superior en general, son parte, pertenecen a un entorno económico, social, político y cultural que en cada momento y contexto histórico les marca su sentido y sus desafíos. Son los desafíos de la sociedad los que deben orientar y definir el sentido de los desafíos de las instituciones de educación superior. Estamos hablando, entonces, de las relaciones entre la universidad y el resto de la sociedad de la que forma parte (sectores, organizaciones y movimientos sociales políticos y culturales, sectores productivos, gobiernos locales, instituciones privadas y estatales, etc.).

Por ello es pertinente cuestionarse sobre qué tipo de relaciones se deben establecer entre Enseñanza Superior y la(s) Comunidad(es), como nos invita a hacer este número temático de Sinergias – Diálogos educativos para a transformação social. Este cuestionamiento pone en discusión y debate no sólo los vínculos institucionales formales, sino también los enfoques, y concepciones del quehacer universitario, así como su estructura, modalidades y criterios de funcionamiento. Pero principalmente pone en discusión y debate el sentido ético, político y pedagógico de estas instituciones de cara al compromiso social que deben tener con los procesos de cambio y transformación que les exige la sociedad de la que forman parte con el fin de contribuir a la construcción de relaciones sociales democráticas, justas y equitativas que garanticen el respeto de todos los derechos de todas las personas.

Esta perspectiva y vocación democratizadora de las universidades ha estado presente, por ejemplo, en América Latina, al menos desde hace cien años. En efecto, este año se conmemora el Centenario de la Reforma Universitaria de Córdoba, importante movimiento social principalmente estudiantil que en la Universidad de Córdoba, Argentina, produjo en 1918 un manifiesto que generó desde entonces una ruptura con el modelo tradicional de universidad y promovió la autonomía universitaria, el cogobierno, la libertad de cátedra, la extensión universitaria entre otras propuestas que hasta hoy son un referente del quehacer de la educación superior en la región2. Hoy, cien años después, esta reacción de la Reforma de Córdoba contra el autoritarismo, la mediocridad y el ser reflejo de una sociedad decadente, han cobrado nueva vigencia en las universidades latinoamericanas.

Para el caso de Europa, ya hace algunos años (Boni et al, 2010) llamaban la atención sobre la urgente necesidad de cuestionarse la misión de la universidad europea señalando que se vivía uno de los momentos más convulsos en la historia de la educación superior en ese continente. Proponían entonces, superar las visiones predominantes en el debate europeo sobre educación: tanto la del enfoque centrado en la productividad de invertir en capital humano, como la del enfoque utilitarista y adaptativo de competencias, para insistir afirmativamente en impulsar, por el contrario, un enfoque de capacidades que fortalecería el autodesarrollo y empoderamiento de las y los estudiantes, considerando central no el educar básicamente para la empleabilidad sin cuestionar el modelo de sociedad vigente, sino para la reflexión crítica y la discusión argumentativa que cuestionen las relaciones y modo de vida hegemónicos.

Se está produciendo así, en distintos lugares, diversos movimientos cuestionadores a los programas y políticas educacionales que en las últimas décadas han impulsado organismos internacionales, particularmente el Banco Mundial, que presionan para que la universidad responda más directamente a las necesidades y estructura de reproducción de la globalización neoliberal en una lógica de mercado. De ahí que tanto en las universidades latinoamericanas como en las europeas y en otras regiones se estén generando reflexiones, debates y propuestas que implican repensar las relaciones entre procesos sociopolíticos y academia; entre práctica y teoría; entre conocimientos científicos, tecnológicos y populares, y otros temas sustantivos, en función de las demandas y exigencias de este momento histórico.

Repensar la educación superior y su campo de relaciones implicará, por tanto, generar un aporte a la definición del rumbo de transformaciones sociales en general, buscando, como dicen Dora Alicia Pérez et al. (2009,10) “la vinculación posible y deseable entre las políticas educativas y de investigación, producción científica y tecnológica, y un proyecto económico-político que implique, en las actuales condiciones, una perspectiva de efectiva democratización de la sociedad, vale decir, de superación de la dinámica que reproduce y tiende a ampliar la desigualdad en todos los ámbitos de la vida social”.

En este marco, cuestionarse las relaciones entre Enseñanza Superior y Comunidad(es) exige directamente mirar de forma crítica el papel que juegan en ellas los tradicionales tres “pilares” de la educación superior: docencia, investigación y extensión (llamada también acción social, compromiso social, proyección social dependiendo de los contextos). Exige definitivamente preguntarse sobre la relevancia y prioridad que tienen cada uno de estos componentes, pues normalmente encontraremos que la investigación y la docencia ocupan el lugar prioritario frente a la acción y compromiso social de la llamada extensión, tanto en términos de presupuesto, como de estructura, legitimidad o valorización. Además, exigirá analizar críticamente las interacciones que tienen entre sí estos tres componentes, pues normalmente encontraremos que responden a lineamientos, enfoques, estrategias y espacios institucionales separados, que no se alimentan mutuamente y, por tanto, no logran generar una sinergia que posibilite que la academia responda de forma adecuada a las complejas situaciones y demandas de la sociedad. 

Frente a ello, es importante resaltar que recientemente, al menos en América Latina, ha tomado particular fuerza una reflexión crítica en torno a los fundamentos epistemológicos y pautas metodológicas de los procesos de investigación académicos y sus vínculos con la acción social y una docencia comprometida, afirmando la búsqueda de una mayor “democratización del conocimiento”3. Asimismo, el proceso de debate y propuesta en torno a una “Extensión Popular” impulsado sobre todo por facultades brasileras del área de la salud (Melo Neto y Carneiro Cruz, 2017) o la propuesta de “Extensión Universitaria Crítica” que en el marco de la ULEU (Unión Latinoamericana de Extensión Universitaria) ha ido proponiendo Humberto Tommasino (2016). Es el caso, también de la convocatoria a todo un proceso participativo de reflexión crítica que redefina los aspectos conceptuales, estructurales y funcionales de la “Acción Social Universitaria” promovido por la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica4 o la creciente cercanía a los procesos de “Educación Popular” que realizan varias universidades, modificando su currículo, creando nuevas modalidades, articulando la docencia, investigación y acción social en una misma dinámica e incorporando enfoques provenientes de la “Investigación Acción Participativa” y la “Sistematización de Experiencias”5.

Como un aporte importante a todo este proceso de replanteamiento de la relación Educación Superior-Sociedad, el Consejo Editorial de la revista Sinergias – Diálogos Educativos para a Transformação Social decidió dedicar este número de la revista al tema de las relaciones Educación Superior y Comunidad(es), logrando presentarnos interesantes contribuciones a los temas señalados anteriormente en esta introducción.

Respecto precisamente a esta discusión más general sobre el papel de la universidad, en este número Graciela Tonon nos presenta El rol social de la universidad en el siglo XXI: el trabajo de UNICOM en el que resalta el compromiso necesario de la universidad con las necesidades de las personas que habitan las comunidades y su empoderamiento, cumpliendo un rol de apoyo a la construcción de la cohesión social, mejoría de la calidad de vida de las personas superando las desigualdades, en procesos en los que estas personas son consideradas sujetos protagonistas y constructoras de ciudadanía.

Profundizando histórica y conceptualmente en el tema de Extensión Universitaria, contamos con el artículo de Ana Dubeux: Extensão Universitária no Brasil: democratizando o saber da universidade na perspectiva do desenvolvimento territorial, en el que además de mostrarnos el proceso histórico que ha seguido la extensión en su país y las contradicciones que ha enfrentado, afirma su papel clave en la democratización del saber en la medida que implica generar procesos transdisciplinarios y construir un efectivo diálogo de saberes. Un aporte particular está dirigido a demostrar la importancia de tener en un territorio el lugar de desarrollo de una propuesta de construcción de conocimiento compartido.

Dos artículos vinculan la reflexión teórica con prácticas específicas en dos lugares muy diferentes: en Aprendendo com os Guarani: geocultura através do ensino, pesquisa, extensão na universidade comunitária, Ana Menezes y Cheron Moretii de la Universidad Comunitaria de Brasil afirman desde su experiencia con los indígenas Guaraníes, que los métodos participativos que articulan investigación, enseñanza y extensión suponen una alternativa epistemológica de co-aprendizaje que hace que la identidad de la universidad se defina en la comunidad. Como proceso de descolonización intercultural, supone una labor éticamente comprometida con la transformación social que reconoce la pluralidad de saberes. Así, las personas indígenas pueden dar clases en la universidad, así como la universidad da clases en las aldeas. Se rompen así las fronteras fijas entre universidad y comunidad.

Albertina Raposo y Mônica Mesquita en su artículo A construção colaborativa de conhecimento: será a transformação social um processo pedagógico?, reflexionan a partir de dos experiencias en Portugal, cómo los procesos de vida, de organización y de participación social pública significan procesos de aprendizaje, procesos pedagógicos que van más allá de los que tradicionalmente están restringidos en las escuelas. Se amplía así la visión de la educación a la dimensión reflexiva y transformadora que tienen los procesos sociales.

Finaliza esta serie de artículos sobre el tema del vínculo academia-comunidad, con un interesante diálogo entre cuatro docentes universitarias promovido por el propio equipo de la revista Sinergias. De forma fluida, el diálogo entre Albertina Raposo, Filipe Martins, Teresa Gonçalves e Teresa Martins nos muestra que la extensión universitaria en Portugal es aún un empeño que requiere fortalecerse e institucionalizarse, para convertirse efectivamente en un pilar importante del quehacer académico, junto con la investigación y la docencia. Se preguntan sobre cómo hacerlo y poder convertir modalidades de vínculo que permitan trabajar no para la comunidad, sino con las personas de las comunidades, dando espacio para el encuentro con sus propios saberes y como una forma de vínculo con la docencia y la investigación. Además, el diálogo les va llevando a cuestionarse sobre el papel de la academia con respecto al conjunto de la sociedad, a través de este vínculo concreto con las comunidades, identificando sus tensiones y formas limitadas o instrumentalizadas de ponerla en práctica. Así, afirman la importancia de construir procesos transdisciplinarios y de vínculo inter-universitario, pese a las dificultades que se enfrentan, principalmente por la visión tradicional que se tiene del rol de las universidades y su función reproductora dentro de la sociedad. Finalmente se plantean algunas pistas interesantes de líneas de acción que podrían impulsarse para hacer del quehacer académico un aporte a la transformación social.

Este número de la revista contiene otros aportes muy ricos, como el artículo de Vanessa Andreotti: Educação para a expansão de horizontes, saberes, vivências, afetos, sensibilidades e possibilidades de (co)existencia, el cual rompe con la estructura tradicional de escritos académicos para proponer metáforas para imaginar otros paradigmas de conocimiento, y el Bruce Damons, Deidre and Heloise de la Universidad de Sudáfrica, University CommunityEngagement: living the contradiction, que nos presenta cómo en el contexto del post-apartheid en Sudáfrica, se busca redefinir el rol tradicionalmente central de las universidades como productoras de conocimiento, debido a la incorporación del “compromiso comunitario” (community engagement) que, como experiencia viva y nueva, pone en tensión este rol tradicional exigiéndole compromiso con los procesos de transformación social.

El comentário de Arnfinn Nygaard al documento The New European Consensus on Development ”Our World, our Dignity, our Future” presenta los términos en que se ha construido un nuevo consenso sobre el Desarrollo en Europa, teniendo como referencia los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, indicando las tensiones de la situación actual y, por tanto, la necesidad e importancia de reforzar los procesos de Educación para la Ciudadanía Global y el compromiso y trabajo conjunto con las organizaciones sociales, ONG y la academia.

Complementa este número una recensión sobre el resultado de la investigación campesina realizada sobre el impacto del Algodón Bt, un algodón transgénico producido por la transnacional Montsanto, en Burkina Faso.

Como es habitual, se publican además diversos materiales y recursos recientes, así como resúmenes de trabajos académicos considerados relevantes en los campos de la Educación para la Transformación Social.

Con base en estas consideraciones podemos afirmar que este número de Synergias seguramente va a convertirse en un importante instrumento para el diálogo crítico, el debate y la construcción de propuestas e iniciativas de transformación en el espacio académico. Sus contenidos no sólo nos muestran argumentos y fundamentaciones conceptuales y teóricas interesantes y ricas, sino que nos presentan experiencias y pistas de acción inspiradoras para poder vincular la teoría con la práctica; para articular la investigación con la acción social y la docencia para “reinventar” las formas y concepciones de la llamada “extensión” universitaria, potenciando el diálogo de saberes y el compromiso activo con procesos de transformación en los que las personas de las comunidades sean sujetos protagonistas.

El desafío de formarnos como ciudadanas y ciudadanos responsables y comprometidos con nuestro momento histórico y no educarnos como simples consumidores o reproductores del sistema vigente y su lógica mercantilizada, atraviesa centralmente esta pregunta sobre las relaciones entre enseñanza superior y comunidades, como atraviesa centralmente todo esfuerzo educativo que quiera responder a este cambio de época, pues como dice Paulo Freire:

É preciso, porém, que tenhamos na resistência que nos preserva vivos, na compreensão do futuro como problema e na vocação para o ser mais como expressão da natureza humana em processo de estar sendo, fundamentos para a nossa rebeldia e não para a nossa resignação em face das ofensas que nos destroem o ser. O mundo não é. O mundo está sendo. Como subjetividade curiosa, inteligente, interferidora na objetividade com que dialeticamente me relaciono, meu papel no mundo não é só de quem constata o que ocorre mas também o de quem intervém como sujeito de ocorrências. Não sou apenas objeto da História mas seu sujeito igualmente

(Pedagogia da Autonomia – Saberes necessários à prática educativa).

 


[1] PhD, educador popular y sociólogo, dirige el Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, en Costa Rica y es presidente del CEAAL,(Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe). Ha trabajado en procesos de educación popular en todos los países latinoamericanos y de otras regiones y publicado libros y artículos sobre Educación Popular, Cambio Social, Metodología Educativa y Sistematización de Experiencias.

[2] Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, Córdoba, 21 de junio 2018. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/secret/cuadernos/mariategui/mariategui.pdf

[3] Es el caso de la Conferencia Mundial sobre Participación y Democratización del Conocimiento, (Cartagena, Colombia, 12-19 junio 2017) organizada por la Action Research Network of the Americas (ARNA) con motivo de los 40 años del primer simposio mundial sobre investigación-acción que convocó Orlando Fals Borda en 1987: http://www.arna2017.unal.edu.co

[4] https://accionsocial.ucr.ac.cr/forodeaccionsocial

[5] Un claro ejemplo han sido los aportes generados por el CEAAL (Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe) que se encuentran en su revista La Piragua 41: http://www.ceaal.org/v2/cpub.php?publica=0  y el Grupo de Trabajo de CLACSO sobre “Pedagogías Críticas y Educación Popular” https://www.clacso.org.ar

 

Referencias:

Boni Aristizábal, Alejandra; Lozano Aguilar, José Félix; Walker, Melanie (2010). La educación superior desde el enfoque de capacidades. Una propuesta para el debate. REIFOP, 13 (3), 123-131. (http://www.aufop.com/)

Boni, Aristizábal Alejandra y Gasper, Des (2011). La Universidad como debiera ser. Propuestas desde el desarrollo humano para repensar la calidad de la Universidad. Sistema, Revista de ciencias sociales, ISSN 0210-0223, págs. 99-116.

De Melo Neto, J. Francisco y Carneiro Cruz, Pedro (org) (2017). Extensão Popular, educação e pesquisa, Editora do CCTA, da UFPB, João Pessoa, Paraíba.

Pérez, Dora Alicia; Lakonich, Juan José; Cecchi, Néstor Horacio; Rotstein, Andrés (2009). El compromiso social de la universidad latinoamericana del siglo XXI: entre el debate y la acción. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, IEC-CONADU, http://biblioteca.clacso.edu.ar/Argentina/iec-conadu/20100317010331/2.pdf

Tommasino, Humberto y Cano, Agustín (2016). Modelos de Extensión Univesitaria en las universidades latinoamericanas en el siglo XXI: tendencias y controversias” En: Universidades, Año LXVI, Nueva época, num, 67, enero-marzo 2017. UDUAL, México.

 

 

Editorial (1)

Compartilhe nas suas redes